Atendiendo estrictamente a su definición, podríamos decir que “Canon de belleza” es el modelo ideal de belleza con las proporciones perfectas del cuerpo humano.
Mejor dicho aún: ese conjunto de características que una sociedad considera convencionalmente como hermosas y atractivas en una persona o en un objeto. Con el paso del tiempo los ideales de belleza van variando, por lo que tampoco es igual para todas las culturas, continentes o países. Hemos pasado de admirar cuerpos voluminosos y pieles blanquísimas, como de porcelana, a desear pieles bronceadas sobre cuerpos esqueléticos.
El debate sobre el canon de belleza está siempre a la orden del día.
El ideal de belleza, hasta hace muy poco, solía corresponder con la imagen que ofrecen las supermodelos: delgadez extrema, figuras atléticas, largas piernas o pechos grandes. Afortunadamente esto ha ido cambiando en los últimos años, en una medida gracias a las redes sociales (donde muchas actrices, modelos y gran cantidad de famosos se muestran tal y como son). También como consecuencia de que muchas marcas apuesten por la “belleza real” o por iniciativas y campañas en medios de comunicación que muestran cuerpos de formas saludables. Y parece que el mundo de la moda ha ido relajándose un poco en la búsqueda de ese ideal de extrema delgadez.
Precisamente la revista Women´s Health ha lanzado este mes de septiembre una campaña con el hashtag #Enformamiforma para reivindicar la aceptación del cuerpo femenino de cualquier forma. Muchas han sido los personajes públicos que la han apoyado y han compartido esta iniciativa que tanto nos gusta.
¡Tú eres el modelo ideal!
Desde Patricia Moreno nos unimos a este reto. Somos partidarios de que lo bello debe estar en consonancia con la salud. De nada le sirve a una mujer conseguir un cuerpo 90x60x90 si no lo hace cuidándose de forma saludable.
El viernes pasado estuvimos invitados a un evento patrocinado por Porche: #WomanGoOn Fue un gusto ver el reenfoque de las opiniones sobre el papel de la mujer en la sociedad. Todos parecían estar de acuerdo en que a la mujer se le exige un plus de perfección que no se le pide al hombre: la belleza física, el cuidado de la propia imagen.
Por supuesto, se escuchaba una opinión unánime sobre la injusticia que supone vivir el cuidado personal como una exigencia externa, social. Pero el cuidado de la imagen debe ir destinado a sentirnos mejor, a valorarnos, a disfrutar con nuestra imagen. Y es precisamente siguiendo ese argumento donde nosotros hubiéramos roto una lanza por los cuidados y la belleza. No se trata de que las mujeres sientan que necesitan cuidarse menos. Se trata de que todos, hombres y mujeres, nos cuidemos mucho, al máximo, y recurramos a todo aquello (incluidas técnicas y tratamientos profesionales) que nos ayude a estar más saludables y mejor.